Y sin duda, eso es lo que voy a hacer por aquí en el día de hoy.
Vivimos en una sociedad en la que la corrupción llega hasta nuestras pequeñas realidades. En la que la corrupción ha trascendido de un estado y se lleva a cabo en las empresas, en las pequeñas empresas, y se ve como algo normal. Como si fuera natural.
Premiamos la corrupción, siempre y cuando esa corrupción nos beneficie. Premiamos la falta de trabajo, las ganas de aplastar al débil, la codicia y la pereza... siempre y cuando no repercute al empresario capitalista que solo busca tener el bolsillo lleno a costa de... sí, aplastar al débil.
Hemos creado una sociedad en la que la competencia lidera nuestras vidas, nuestros trabajos, y vemos el trabajo en equipo como algo malo, perjudicial, y algo a erradicar. Porque con el trabajo en equipo es imposible salirse uno con la suya.
¿Qué tan importante es una persona que aumenta los beneficios? ¿Qué tan importarte es una persona que es incapaz de trabajar en equipo, y que se aprovecha del aumento de beneficios que otros le otorgan para aumentar sus beneficios por el simple hecho de ostentar un rango mayor de cara a un trabajo?
No hay nada más peligroso que el obrero que desea emular al capitalista.
Filósofa de poca monta con aspiraciones por encima de las estrellas, ego incalculable y un aburrimiento más grande que el puchero de una abuela.
viernes, 31 de julio de 2015
miércoles, 29 de julio de 2015
Hay momentos en los que hay que pararse a pensar.
Muy buenas, Bichitos.
Hoy vengo en modo reflexiva. Y en modo "quiero ser una persona que sepa ser constante con algo en la vida, más allá de ver series y publicar por twitter que sigue viva".
Hoy vengo en un punto de mi vida en el que muchas veces pienso que estoy tirando mi vida a un precipicio con cada día que pasa. Y todo por eso. Sí, por ser una persona muy poco constante.
Mientras bebo refresco de cola, pienso en el blog de literatura que quise hacer. Está hecho, mas, no tengo mente para dedicarme a leer, el verano me agobia y el ventilador no es suficiente. Además, las series me tienen abstraída, y digo yo, ¿de verdad es el calor? ¿Por qué siempre tengo que estar poniendo excusas?
Es hora de dejar de poner excusas.
Es hora de pensar en todas las cosas que he conseguido. Como aprobar el curso. ¡He aprobado el curso! Y en septiembre entro en segundo. Otra vez.
Y es por ello que he vuelto aquí. Siempre vuelvo a aquí. No puedo prometer nada. Ya no prometo. Hace tiempo que mis promesas han perdido credibilidad, y en especial en estos lugares. Pero he vuelto. Y quiero quedarme.
Hoy vengo en modo reflexiva. Y en modo "quiero ser una persona que sepa ser constante con algo en la vida, más allá de ver series y publicar por twitter que sigue viva".
Hoy vengo en un punto de mi vida en el que muchas veces pienso que estoy tirando mi vida a un precipicio con cada día que pasa. Y todo por eso. Sí, por ser una persona muy poco constante.
Mientras bebo refresco de cola, pienso en el blog de literatura que quise hacer. Está hecho, mas, no tengo mente para dedicarme a leer, el verano me agobia y el ventilador no es suficiente. Además, las series me tienen abstraída, y digo yo, ¿de verdad es el calor? ¿Por qué siempre tengo que estar poniendo excusas?
Es hora de dejar de poner excusas.
Es hora de pensar en todas las cosas que he conseguido. Como aprobar el curso. ¡He aprobado el curso! Y en septiembre entro en segundo. Otra vez.
Y es por ello que he vuelto aquí. Siempre vuelvo a aquí. No puedo prometer nada. Ya no prometo. Hace tiempo que mis promesas han perdido credibilidad, y en especial en estos lugares. Pero he vuelto. Y quiero quedarme.
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