Que bonito es ver gente bonita en el tren y pensar cosas sobre sus vidas teniendo solo como referencia una primera visión.
Esa gente que tienen sus vidas, y por 45 minutos tomas una porción de estas para recrear un universo alterno. Tomas un mero viaje en tren, algo coincidente en ambos universos, y piensas en algo que seguramente nada tiene que ver con la realidad que se vive.
Piensas, meditas en hablarle, quizás porque lea algo que tú conoces, o porvla chapa que lleva en su mochila. Tenéis más en común que con el resto de viajeros. Piensas en qué puede estudiar. Dónde puede trabajar. Que hace con su vida cuando abandona ese tren para volver a la vida real.
Para volver a su verdadero universo, mientras tú también vuelves al tuyo.
Son solo 45 minutos. Pero te parecen una vida. Una vida que no es tuya.
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