¡Buenas noches, Bichitos!
No sé si os habréis dado ya cuenta, pero ¡el otoño ha llegado! Sí, esa jodida estación en la que vestirse para salir a la calle es como jugar a la ruleta rusa. Si tienes muy mala suerte puedes o morirte de frío o morirte de calor.
Y es que hemos entrado en esa época del año en la que haces caso a tu madre por una vez, y aunque veas que hay un Sol cojonudo, coges una chaqueta porque sabes que ese Sol puede cambiar en cualquier momento y convertirse en un montón de nubarrones negros y oscurecerse la calle y hacerte pensar por un momento que un vórtice espacio-temporal te ha transportado a Mordor.
Hoy mismo, esta mañana, conforme me he levantado, me he tenido que poner una chaqueta de pijama, porque yo soy de esas personas que tienen chaqueta de pijama. Horas después, me la he tenido que quitar porque me sentía como un pollo asado. Estoy comprobando que ya va siendo hora de que me la vuelva a poner sino quiero coger un resfriado.
Porque eso es lo malo que tienen estas épocas del año. Tú cuerpo sufre variaciones de las temperaturas y acabas teniendo un resfriado del quince. Y si eres mujer y ese resfriado te pilla en uno de esos días del mes... Apaga y vámonos, una ya siente que se va a morir en cualquier momento, mientras afuera, el día sigue cambiando.
Pero sí, el invierno se acerca y hasta entonces, en tu armario reina el caos. Porque empiezas a sacar la ropa de invierno, como camisetas de mangas largas, chaquetas, chalecos, camisas de pana... Pero no terminas de guardar la de verano. Y tu madre se estresa, porque para tener toda la ropa metida en el armario lo tienes como si una bomba hubiera explotado. Tú estas hasta el culo ya de las clases, porque esa es otra, en medio de la guerra campal que se libra, tú tienes que seguir acudiendo a clase. Y por si fuera poco, fuera de tu casa, el tiempo parece que no se termina de aclarar.
¿Y de quién es la culpa? ¡Del cambio climático!
Filósofa de poca monta con aspiraciones por encima de las estrellas, ego incalculable y un aburrimiento más grande que el puchero de una abuela.
domingo, 28 de septiembre de 2014
viernes, 26 de septiembre de 2014
Fregar los platos como actividad de ocio.
¡Buenas tardes, bichitos!
Hoy me paré a pensar en las actividades domésticas. Esas actividades que de pequeños creíamos que las hacía un gnomo que vivía en el armario del fregadero y con el tiempo uno acababa descubriendo que te habías convertido en el nuevo gnomo. Porque cuando eres pequeño no piensas que en un futuro tendrás que ser tú quien mantenga la casa limpia, arreglada, y todo lo demás. Es tu madre, la que un buen día te deja caer que tienes que hacerlo. Con el tiempo la frase se convierte en algo habitual, además de que a veces suele añadir "Así aprendes para cuando vivas solo (o sola en mi caso)".
A mi me entran ganas de decirle a mi madre cuando dice ésto "Querida mamá, soy española, joven, estudio filosofía. No cuentes con que me vaya a independizar en menos de diez años. Por lo que puedo retrasar el proceso de aprendizaje un poco más".
Luego, también está la frase clave del verano y periodos vacacional: "Yo trabajo fuera, tú debes de trabajar aquí dentro". ¿Y cuándo empiece las clases qué? ¿Nadie trabajará dentro? Ah, no, yo también. Porque mientras que un adulto normal tiene que trabajar como ocho horas al día, tú sólo vas a clase seis, o menos. Porque a tu madre no le importa que tengas que hacer deberes, o tengas que estudiar, apáñate como puedas.
Mi madre, aprovechando que tengo las clases por la tarde, ya me deja caer "espero que antes de irte a clase me tengas ésto un poco recogido". Ah, claro, mamá. Y las setecientas páginas de la Crítica de la Razón Pura de Kant que tengo que trabajar para la semana que viene me las leo entre en la cocina, después de fregar, esperando a que se seque el suelo antes de irme a clase, ¿verdad? ¿O te las lees tú y luego me cuentas?
Lo único que llevo bien es cocinar. Me encanta cocinar. Aunque tengo un pequeño problema. Odio el aceite, es pringoso, mancha, no se va con agua, te tienes que lavar concienzudamente las manos después de tocar aunque sea algo de aceite para que se vaya. Y es por eso que mi madre no me deja que cocine. Porque apenas utilizo aceite. Lo normal, sino me gusta. Aunque tampoco me deja cocinar, porque hay comidas que me salen mejor que a ella, y no me quiero tirar flores. Porque da igual lo que hagas a la hora de hacer cosas en casa. A tu madre nunca le parecerá que está bien. Mi madre ya empieza a decir que "hago las cosas a mi manera" y yo no puedo evitar pensar que son... "Cosas de madres".
Hoy me paré a pensar en las actividades domésticas. Esas actividades que de pequeños creíamos que las hacía un gnomo que vivía en el armario del fregadero y con el tiempo uno acababa descubriendo que te habías convertido en el nuevo gnomo. Porque cuando eres pequeño no piensas que en un futuro tendrás que ser tú quien mantenga la casa limpia, arreglada, y todo lo demás. Es tu madre, la que un buen día te deja caer que tienes que hacerlo. Con el tiempo la frase se convierte en algo habitual, además de que a veces suele añadir "Así aprendes para cuando vivas solo (o sola en mi caso)".
A mi me entran ganas de decirle a mi madre cuando dice ésto "Querida mamá, soy española, joven, estudio filosofía. No cuentes con que me vaya a independizar en menos de diez años. Por lo que puedo retrasar el proceso de aprendizaje un poco más".
Luego, también está la frase clave del verano y periodos vacacional: "Yo trabajo fuera, tú debes de trabajar aquí dentro". ¿Y cuándo empiece las clases qué? ¿Nadie trabajará dentro? Ah, no, yo también. Porque mientras que un adulto normal tiene que trabajar como ocho horas al día, tú sólo vas a clase seis, o menos. Porque a tu madre no le importa que tengas que hacer deberes, o tengas que estudiar, apáñate como puedas.
Mi madre, aprovechando que tengo las clases por la tarde, ya me deja caer "espero que antes de irte a clase me tengas ésto un poco recogido". Ah, claro, mamá. Y las setecientas páginas de la Crítica de la Razón Pura de Kant que tengo que trabajar para la semana que viene me las leo entre en la cocina, después de fregar, esperando a que se seque el suelo antes de irme a clase, ¿verdad? ¿O te las lees tú y luego me cuentas?
Lo único que llevo bien es cocinar. Me encanta cocinar. Aunque tengo un pequeño problema. Odio el aceite, es pringoso, mancha, no se va con agua, te tienes que lavar concienzudamente las manos después de tocar aunque sea algo de aceite para que se vaya. Y es por eso que mi madre no me deja que cocine. Porque apenas utilizo aceite. Lo normal, sino me gusta. Aunque tampoco me deja cocinar, porque hay comidas que me salen mejor que a ella, y no me quiero tirar flores. Porque da igual lo que hagas a la hora de hacer cosas en casa. A tu madre nunca le parecerá que está bien. Mi madre ya empieza a decir que "hago las cosas a mi manera" y yo no puedo evitar pensar que son... "Cosas de madres".
El comienzo de curso empieza cuando te compras los materiales para clase.
Buenas noches, bichitos.
Hoy he ido a comprar, toda emocionada, como si nunca lo hubiera hecho, los materiales con los que voy a entrar al nuevo curso. -Insertar carita sonriente. La más sonriente del WhatsApp-. Me he comprado nuevos bolígrafo, los pilot de toda la vida, esos de "click", como yo les suelo llamar, que yo sigo conservando los míos de toda la vida, porque yo utilizo recambios para bolígrafos, que son la ostia. Pero como voy a empezar nueva pues... Quería empezar con cosas nuevas. Con los tres típicos colores, azul, rojo y negro. ¡Y cómo no! Conforme he llegado a casa los he probado en un folio. Porque es lo que se hace siempre. Que da igual que tu hayas llegado a casa a una hora en la que es imposible volver a la papelería a descambiarlo porque no pinta. Da igual. Tú cuando llegas a casa tienes la imperiosa necesidad de, antes de guardarlos en su lugar hasta que empiece la hora de la verdad, probarlos. Y no los pruebas de una forma normal como es hacer circulitos, no, porque eso es para probar que no pinta. Como tienes que mirar que pinta pues escribes cosas que se te pasan en ese momento por la cabeza como es tu nombre. Y luego ya, si acaso, algún que otro dibujo. Pero lo primero es lo primero.
Me he comprado una libreta. Solo una libreta. Porque me acostumbré en Madrid a trabajar las cinco asignaturas que tendré en una misma libreta. Luego llegará el momento en el que me ponga a pasar apuntes al ordenador, porque esa es otra, uno no puede trabajar con los apuntes escritos de el puño y letra propio. No. Debe de estar impreso porque así queda más "guay" decir "Voy a estudiar" y si se puede, se inserta una colocación de hoja en una mesa. Que queda más profesional. Aunque luego te dediques a escribir por toda la hoja impresa, y al final hayas pasado tantas veces el subrayador o el bolígrafo en cuestión por encima que ya no se distinga lo que ponía. Es mejor estudiar en folios impresos.
También he aprovechado y he comprado subrayadores buenos, ya que los he mencionado, vamos a ello. Porque los que tenía... La verdad es que hacían más ruido que utilidad tenían. Y como toda persona, porque creo que es algo propio de todo el mundo, me he recorrido medio lugar, porque eso lo compré en un Centro Comercial, no diré nombre, pero vamos, el Carrefour de toda la vida, buscando un paquete de esos que viene varios, porque tú ya que vas a comprar eso no te puedes conformar con un color, tienes que buscar varios y encima que esté tú color. Y en mi caso mi color es el azul. Me gusta los subrayadores azules, dado que mi color favorito es azul y me siento mejor estudiando en apuntes que estén con un color que me gusta antes que con uno que me guste menos. -Creo que ya se entiende un poco más el porqué del pollo azul de mi imagen de avatar. No, no es por Twitter, aunque se parezca-. Pues me tuve que detener a mirar entre varios modelos, porque subrayadores azules no hay. O al menos, no en mi pueblo.Las veces que he buscado un subrayador azul me he tenido que romper la cabeza, porque no hay. Y si los hay, las pocas veces que los he encontrado, es ese azul oscuro con el que no distingues nada cuando lo pasas por los apuntes una jodida vez. Y así, como que no se puede estudiar.
Y ahora que tengo todo. Por fin, aunque todavía no haya pisado ni una clase, aunque me quede poco, pero, con las cosas guardadas en el estuche, lo único viejo que tengo, lo tengo desde que hice selectividad, porque me lo compré expresamente para hacer selectividad, pues eso, ahora que ya tengo la mochila lista, puedo decir que el curso ha empezado oficialmente para mí.
Hoy he ido a comprar, toda emocionada, como si nunca lo hubiera hecho, los materiales con los que voy a entrar al nuevo curso. -Insertar carita sonriente. La más sonriente del WhatsApp-. Me he comprado nuevos bolígrafo, los pilot de toda la vida, esos de "click", como yo les suelo llamar, que yo sigo conservando los míos de toda la vida, porque yo utilizo recambios para bolígrafos, que son la ostia. Pero como voy a empezar nueva pues... Quería empezar con cosas nuevas. Con los tres típicos colores, azul, rojo y negro. ¡Y cómo no! Conforme he llegado a casa los he probado en un folio. Porque es lo que se hace siempre. Que da igual que tu hayas llegado a casa a una hora en la que es imposible volver a la papelería a descambiarlo porque no pinta. Da igual. Tú cuando llegas a casa tienes la imperiosa necesidad de, antes de guardarlos en su lugar hasta que empiece la hora de la verdad, probarlos. Y no los pruebas de una forma normal como es hacer circulitos, no, porque eso es para probar que no pinta. Como tienes que mirar que pinta pues escribes cosas que se te pasan en ese momento por la cabeza como es tu nombre. Y luego ya, si acaso, algún que otro dibujo. Pero lo primero es lo primero.
Me he comprado una libreta. Solo una libreta. Porque me acostumbré en Madrid a trabajar las cinco asignaturas que tendré en una misma libreta. Luego llegará el momento en el que me ponga a pasar apuntes al ordenador, porque esa es otra, uno no puede trabajar con los apuntes escritos de el puño y letra propio. No. Debe de estar impreso porque así queda más "guay" decir "Voy a estudiar" y si se puede, se inserta una colocación de hoja en una mesa. Que queda más profesional. Aunque luego te dediques a escribir por toda la hoja impresa, y al final hayas pasado tantas veces el subrayador o el bolígrafo en cuestión por encima que ya no se distinga lo que ponía. Es mejor estudiar en folios impresos.
También he aprovechado y he comprado subrayadores buenos, ya que los he mencionado, vamos a ello. Porque los que tenía... La verdad es que hacían más ruido que utilidad tenían. Y como toda persona, porque creo que es algo propio de todo el mundo, me he recorrido medio lugar, porque eso lo compré en un Centro Comercial, no diré nombre, pero vamos, el Carrefour de toda la vida, buscando un paquete de esos que viene varios, porque tú ya que vas a comprar eso no te puedes conformar con un color, tienes que buscar varios y encima que esté tú color. Y en mi caso mi color es el azul. Me gusta los subrayadores azules, dado que mi color favorito es azul y me siento mejor estudiando en apuntes que estén con un color que me gusta antes que con uno que me guste menos. -Creo que ya se entiende un poco más el porqué del pollo azul de mi imagen de avatar. No, no es por Twitter, aunque se parezca-. Pues me tuve que detener a mirar entre varios modelos, porque subrayadores azules no hay. O al menos, no en mi pueblo.Las veces que he buscado un subrayador azul me he tenido que romper la cabeza, porque no hay. Y si los hay, las pocas veces que los he encontrado, es ese azul oscuro con el que no distingues nada cuando lo pasas por los apuntes una jodida vez. Y así, como que no se puede estudiar.
Y ahora que tengo todo. Por fin, aunque todavía no haya pisado ni una clase, aunque me quede poco, pero, con las cosas guardadas en el estuche, lo único viejo que tengo, lo tengo desde que hice selectividad, porque me lo compré expresamente para hacer selectividad, pues eso, ahora que ya tengo la mochila lista, puedo decir que el curso ha empezado oficialmente para mí.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Nuevo Comienzo de curso.
Buenas tardes, bichitos.
A escasos días de que empieza oficialmente para mí el nuevo curso, se me vuelve a plantear el dilema de que vuelvo a ser nueva. Hace dos años empecé en un nuevo medio, la universidad y en un nuevo habitad, Madrid. Esta vez empiezo en un medio que ya me es conocido, la universidad ya no supone ningún reto para mí, y en un habitad más que conocido, mi ciudad de toda la vida. ¿El problema? Empiezo dos años adelantada. Sí, empiezo de nuevo primero, pero teniendo todos los conocimientos de haber estado estudiando dos años de carrera. ¡Olé! El motivo es el sistema educativo superior, rama universidad.
Me explico...
¡No me convalidad casi ninguna puta asignatura de las veinte que he dado! Que se dice pronto. Pero es la verdad. Me convalidaría, posiblemente dos o tres, y el resto ¡nada! Además de que posiblemente el dinero que me iba a costar el convalidarme las asignaturas sea más caro que lo que me va a costar matricularme en las mismas en la nueva universidad. Por no hablar de que quizás me denieguen la convalidación por ser una chaquetera que se fue a otra comunidad a estudiar y ahora vuelve a la que le corresponde. No me preguntéis, cosas más raras he visto en las universidades. Darían para una entrada entera y posiblemente tendría que dividirla porque me quedaría sin caracteres.
El caso es que ser, posiblemente, más mayor que el resto de mis compañeros es algo que ya no me preocupa, aunque siempre he sido de las más pequeñas en clase, puesto que cumplo en noviembre, digamos que pocas veces he tenido la misma edad que mis amistades, o son más mayores o son más pequeñas. ¡Nunca de mi jodida edad! Ya lo tengo superado. En realidad no.
Y los posibles grupitos que vengan del instituto no es algo que tampoco me preocupe. ¡Estudio filosofía! ¡Solo hay una jodida clase en toda la facultad! ¡No va haber grupitos! Eso es algo que ya tengo asumido. Porque nadie en su sano juicio se mete en filosofía. -Haceros a la idea de cómo de mal estoy, he elegido filosofía por segunda vez para estudiar-.
Lo que más me preocupa, irónicamente, es el hecho de tener más conocimiento. De que posiblemente, aunque no sean las misma asignaturas, tengo más idea de lo que hay que hacer en filosofía. Me asusta más el que los profesores se me queden mirando sorprendidos porque conozco más autores, he leído más cosas, o me interesan cuestiones que otros alumnos, que acaban de comenzar, no se han podido plantear. Puedo pecar de presuntuosa, de pedante y de cualquiera otro sinónimo para ésto, pero es algo inevitable. Sobretodo cuando mi mejor amiga que estudia en la facultad de al lado me ha contado que escucha a esos alumnos de filosofía quejándose de una materia que yo la he aprobado con buena nota.
Me preocupa más eso que mi idea de entrar a esa universidad, cero concienciada con el movimiento estudiantil, y revolucionarla. En todos los cimientos.
A escasos días de que empieza oficialmente para mí el nuevo curso, se me vuelve a plantear el dilema de que vuelvo a ser nueva. Hace dos años empecé en un nuevo medio, la universidad y en un nuevo habitad, Madrid. Esta vez empiezo en un medio que ya me es conocido, la universidad ya no supone ningún reto para mí, y en un habitad más que conocido, mi ciudad de toda la vida. ¿El problema? Empiezo dos años adelantada. Sí, empiezo de nuevo primero, pero teniendo todos los conocimientos de haber estado estudiando dos años de carrera. ¡Olé! El motivo es el sistema educativo superior, rama universidad.
Me explico...
¡No me convalidad casi ninguna puta asignatura de las veinte que he dado! Que se dice pronto. Pero es la verdad. Me convalidaría, posiblemente dos o tres, y el resto ¡nada! Además de que posiblemente el dinero que me iba a costar el convalidarme las asignaturas sea más caro que lo que me va a costar matricularme en las mismas en la nueva universidad. Por no hablar de que quizás me denieguen la convalidación por ser una chaquetera que se fue a otra comunidad a estudiar y ahora vuelve a la que le corresponde. No me preguntéis, cosas más raras he visto en las universidades. Darían para una entrada entera y posiblemente tendría que dividirla porque me quedaría sin caracteres.
El caso es que ser, posiblemente, más mayor que el resto de mis compañeros es algo que ya no me preocupa, aunque siempre he sido de las más pequeñas en clase, puesto que cumplo en noviembre, digamos que pocas veces he tenido la misma edad que mis amistades, o son más mayores o son más pequeñas. ¡Nunca de mi jodida edad! Ya lo tengo superado. En realidad no.
Y los posibles grupitos que vengan del instituto no es algo que tampoco me preocupe. ¡Estudio filosofía! ¡Solo hay una jodida clase en toda la facultad! ¡No va haber grupitos! Eso es algo que ya tengo asumido. Porque nadie en su sano juicio se mete en filosofía. -Haceros a la idea de cómo de mal estoy, he elegido filosofía por segunda vez para estudiar-.
Lo que más me preocupa, irónicamente, es el hecho de tener más conocimiento. De que posiblemente, aunque no sean las misma asignaturas, tengo más idea de lo que hay que hacer en filosofía. Me asusta más el que los profesores se me queden mirando sorprendidos porque conozco más autores, he leído más cosas, o me interesan cuestiones que otros alumnos, que acaban de comenzar, no se han podido plantear. Puedo pecar de presuntuosa, de pedante y de cualquiera otro sinónimo para ésto, pero es algo inevitable. Sobretodo cuando mi mejor amiga que estudia en la facultad de al lado me ha contado que escucha a esos alumnos de filosofía quejándose de una materia que yo la he aprobado con buena nota.
Me preocupa más eso que mi idea de entrar a esa universidad, cero concienciada con el movimiento estudiantil, y revolucionarla. En todos los cimientos.
lunes, 22 de septiembre de 2014
Soy Bri y he venido a hablar sobre mí.
Creo que nunca llegué a decir quién era. Creo que el tiempo ya ha pasado y ya siendo tarde, es el momento de decir quién soy.
No es difícil adivinar que me llamo Bri. Bueno, realmente no me llamo Bri, pero llamadme Bri. Es lo que pone en el enlace ese de información. Tengo 19 otoños. ¿Por qué "otoños"? Porque nací en noviembre, aunque sea más proclive al invierno, el otoño no me disgusta. Estudio filosofía, tras dos años "semi" independizada, estudiando en Madrid, ahora mismo vuelvo a empezar mis estudios en mi ciudad natal. Por el momento no diré nada más.
Quiero sacar ésto adelante. Más por mí que por otra cosa. Quiero creer que puedo ser alguien capaz de llevar actualizaciones diarias, o al menos periódicas. No dejar tirado un blog porque la verdad es que llevaba tiempo queriendo volver, pero nunca me veía con las suficientes ganas, nunca me veía lo suficientemente interesante como para decir "wow, mira, tengo cosas que contarles al mundo y el mundo me va a leer". No. Y en especial cuando mi primera idea era llevar un blog sobre la actualidad, pero mayormente porque Madrid me permitía hablar sobre la actualidad. Estaba en medio de toda la actualidad. ¡Era la actualidad! Actualmente, donde vivo, lo más interesante que pasa es que... bueno, hace siglos que no pasa nada. Ni el tiempo pasa. Es por eso que he decidido hacer un blog más abierto.
Hablaré sobre política, sobre movimiento sobre cosas, pero también sobre mí, sobre Bri. Sobre mis inquietudes, sobre mi vida, sobre mis problemas. Porque pienso que, bueno, quizás no soy las únicas que los tiene. Quizás alguien más se puede sentir identificado, o quizás no, pero simplemente tiene curiosidad por algo. Realmente, para todos, va dedicado este blog.
Quiero sacar ésto adelante. Más por mí que por otra cosa. Quiero creer que puedo ser alguien capaz de llevar actualizaciones diarias, o al menos periódicas. No dejar tirado un blog porque la verdad es que llevaba tiempo queriendo volver, pero nunca me veía con las suficientes ganas, nunca me veía lo suficientemente interesante como para decir "wow, mira, tengo cosas que contarles al mundo y el mundo me va a leer". No. Y en especial cuando mi primera idea era llevar un blog sobre la actualidad, pero mayormente porque Madrid me permitía hablar sobre la actualidad. Estaba en medio de toda la actualidad. ¡Era la actualidad! Actualmente, donde vivo, lo más interesante que pasa es que... bueno, hace siglos que no pasa nada. Ni el tiempo pasa. Es por eso que he decidido hacer un blog más abierto.
Hablaré sobre política, sobre movimiento sobre cosas, pero también sobre mí, sobre Bri. Sobre mis inquietudes, sobre mi vida, sobre mis problemas. Porque pienso que, bueno, quizás no soy las únicas que los tiene. Quizás alguien más se puede sentir identificado, o quizás no, pero simplemente tiene curiosidad por algo. Realmente, para todos, va dedicado este blog.
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