sábado, 15 de diciembre de 2012

Santa Claus is coming to town...

Navidad en la gran ciudad. Ir por el centro de una de las grandes ciudades, ver personas caminando de un lado a otro, escenas navideñas en por doquier... El olor a café caliente recién hecho, las ropas de lana y los abrigos con cuello de piel sintética. Los guantes, los mitones, los gorros y las bufandas. Esos jerséis tejidos a mano por una persona que nos quiere o las estufas y chimeneas encendidas. Las navidad no es sólo el capitalismo abusador de querer comprar. No son regalos caros, ni cenas abundantes. Hay muchos que opinan que las navidades son las fechas más consumistas y capitalistas que pueden existir, que han sido creadas para que las personas no paren de comprar, comprar regalos para amigos y familiares, comprar comida para esas dos cenas tan importantes que hay, comprar adornos para decorar la casa... sin embargo las tiendas no te ponen un puñal en el cuello para que compres ese perfume tan caro. Cuando entras en un supermercado, no te prohíben la salida hasta que compras un cochinillo para luego asarlo. Son las personas las que compran. La que caen en ese espíritu capitalista para aparentar cosas. Para aparentar una amistad con el jefe, que todos saben que es solo pura fachada para conseguir ese aumento. Aparentar un estatus social en la cena familiar de todos los años, frente a ese cuñado que se ha comprado un coche de última gama, o frente a esa suegra que opina que su hija o hijo se merece algo mejor. El ser humano es el que cae en el capitalismo, las tiendas solo aprovechan ese egocentrismo que por naturaleza rodea a esa especie, supuestamente, racional. ¿No se disfruta igual saliendo a dar un paseo con amigos y viendo en primera persona ese ambiente navideño, estar en casa y poner una película, en lugar de una cena cara en un restaurante de lujo? ¿No se pasará incluso mejor, haciendo una cena familiar con algo sencillo, quizás fuera de lo cotidiano, pero no por ello ostentoso e incluso rozando lo ridículo cuan banquete de Trimalción? La navidad solo es un día cualquiera. Más frío que un quince de agosto, sí, (o al menos aquí en España y todo el hemisferio norte), pero un día al fin y al cabo. Otras ciudades ya nos han enseñado que se puede celebrar el año nuevo en agosto y no por ello pasa nada malo.

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