Hace ya un tiempo hablé acerca de lo que supone cambiarse de universidad, y entre ellas estaba el hecho de que daba igual qué nota hubieras sacado en el curso, que se te bajaba a un cinco, por lo que el año pasado empecé de nuevo la universidad y este año vuelvo a entrar en segundo.
Las expectativas para este curso son bastantes favorables, saqué el primer curso con todo aprobado y quieras o no, estudiar en una universidad pequeña implica que pocos profesores nuevos me quedan ya por conocer.
Algunas materias, como pasó en el primer curso, ya las había visto, aunque otras son completamente nuevas, por lo que estoy bastante deseosa de empezar, con muchas ganas.
Como ya dije, el verano me agota y necesito la vitalidad del curso, necesito estar yendo de un lado a otro, y sí, necesito un horario. Lo bueno de este blog es que me ha supuesto, durante este último mes, una rutina que necesitaba. Necesitaba marcarme un "subir a tal hora y a tal hora" y hacerlo. Aunque claramente, en algunas ocasiones me he saltado un poco el horario, el caso es que me siento bien porque he podido cumplirlo.
Así que sí, creo que soy una de las pocas personas que necesitan de las clases para poder tener una vida centrada y no perder la cabeza y ese es un motivo por el que a veces planteo pasarme la vida estudiando, si pudiera permitirme pasar la vida estudiando, por supuesto.
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