miércoles, 29 de octubre de 2014

No me fío de la gente a la que no le gustan los gatos.

Muy buenas, Bichitos.

Desde hace un tiempo a esta parte llevo pensando que cuando conozco a alguien, o veo a alguien o me llega a mi twitter algún comentario en contra de los gatos siento que mi odio hacia esa persona aumenta, aunque sea en el último caso, en el cual no conozco a esa persona realmente, pero por el simple hecho de que no le gusta los gatos siento que no son gente de fiar.

Quizás uno de los motivos es que desde siempre, incluso desde antes de nacer, vivo rodeada de gatos. Mi madre me cuenta que cuando ella estaba embarazada de mí, los gatos que tenía se acostaban cerca de su barriga, y era como que los gatos sabían que yo estaba ahí dentro. Me parece bonito, la verdad. También puede ser por el hecho de que en mi casa he tenido siempre gatos. Pero siempre.

Es más, los dos años que estuve en Madrid en los que estaba separada de mis gatos... Joder, que los echaba de menos y cuando llegaba a mi casa me pasaba varios días sin soltarlos, achuchándolos y dándoles todo el mimo que no podía por estar en la universidad.

Por esa misma regla, la gente a la que le gusta los gatos, me caen bien, aunque no las conozca. Es como... "¡Te gustan los gatos! ¡Eres mi alma gemela! ¡Casémonos y seamos los locos de los gatos!" No podría vivir con una persona a la que no le gustasen los gatos... Sería raro.

Con ésto no quiero decir que me cierre en banda a conocer a personas a las que no les guste los gatos, porque tengo muchas amigas a las que los gatos... Bueno, prefieren los perros. ¡Y a mí también me gustan los perros! ¡Tengo uno desde hace como... diez años! ¡Pero es algo raro! ¡Con los perros no tengo esa "empatía"! Si es que se le puede denominar de esa forma...

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