El título de esta entrada puede sonar extraño, pero es completamente cierto. Tengo una gata que cree que los peluches son sus niños, y no sería tan preocupante sino fuera porque tiene el salón de casa lleno de peluches que ha cogido de mi habitación. Sep.
Y por culpa de ello parece como si en mi casa vivieran niños pequeños, porque como la gata se pone como se pone, pues los tenemos puesto en el sofá. Sí, tenemos el salón decorado con peluches porque a la gata le gusta.
No sería tan malo sino fuera porque a mi gata no le gusta el sofá. Por lo que cada vez que se acuerda de que tiene "niños" pues se sube al sofá, coge el peluche que le toque esa vez y se lo lleva al suelo, lo deja ahí y la gata sigue con su vida, pero como vea que le coges el peluche del suelo para dejarlo en el sofá, te persigue maullando. Son sus bebes.
Por fortuna, mi perro no es el típico perro que muerde todo lo que llega a su boca, por lo que no hay problema de que llegue y destroce los peluches, algunos de los cuales llevan conmigo toda mi vida, por lo que el valor sentimental ahí está.
Lo más gracioso de todo ésto es que cuando adoptamos a mi gatita, esta gata no le quería hacer caso, prefiriendo sus peluches e incluso llegando a bufarle.
Hoy día, un mes después de aquello, le sigue bufando.
Así que sí. Mi gata prefiere tener por niños unos peluches que ni maullan, ni hay que cuidarlos ni nada a una gatita de verdad.
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